Nuestros clientes lo tuvieron claro, les gustaba mucho la zona donde vivían, pero comprar una vivienda antigua y reformar no era para ellos. Así que cuando vieron una nueva promoción en su barrio y este piso con una gran terraza con vistas, no lo dudaron y compraron sobre plano.
Lo que también tenían claro es que cuando recibieran las llaves, aún les quedaría mucho trabajo para que esa vivienda nuevecita y vacía se convirtiera en el hogar que ellos soñaban. Así que contactaron con nosotras para que les ayudáramos en esa última fase.
Se trata de una pareja joven con un hijo pequeño. Necesitaban un salón despejado para que el peque pudiera jugar a sus anchas pero con un gran sofá para tumbarse todos juntos y buena librería ya que ella es una gran lectora. También una zona de comedor en la cocina para el día a día, la habitación infantil con escritorio y mucho almacenaje para guardar juguetes, un dormitorio principal calmado y sencillo; y, por último, en la habitación restante, un estudio ya que él suele teletrabajar.
Comenzamos a trabajar juntos meses antes de la entrega de llaves. Diseñando sobre plano definimos la distribución de mobiliario, el estilo decorativo de la vivienda, acabados, piezas principales… Los meses pasaron y la entrega de llaves se retrasaba, la vida pasaba y… ¡la familia crecía!
El estudio se adaptó para incluir algunos de los elementos necesarios para la llegada del bebé y el dormitorio principal se distribuyó de forma que pudiera incluir una cuna de colecho. Con dos gestos tan sencillos, la vivienda ya estaría lista para el nuevo miembro de la familia.
Por fin llegó la entrega de llaves y pudimos visitar la vivienda, medir y encargar el mobiliario de carpintería. Papeles, cortinas, muebles, arte, plantas, decoración… esa vivienda tan blanca y tan vacía se convirtió en el hogar que meses atrás habíamos diseñado juntos.
No hay nada más bonito en nuestro trabajo que ayudar a nuestros clientes en estos procesos de cambio que revolucionan la vida y ¡la casa!